COACHING CRISTIANO
Jesucristo en el mensaje conocido como Sermón de la Montaña, presenta como identidad de los que creen en él, comparándolos con “...la sal de la tierra,
la luz del mundo…” He escuchado numerosos sermones disertando sobre esta
poderosa palabra, hombres y mujeres siervos de Dios ungidos con el poder del
Espíritu Santo, mas para mí fue muy significativo, cuando meditando en oración,
busque su aplicación para mi vida, entendiendo que esta metáfora, está centrada
tanto en el “ser” como el “hacer” de todo creyente.
Ahora bien, al identificarnos con la sal y la luz, el creyente es y se
muestra en sus actos ante el mundo con una actitud de transformación, se presenta como
alguien que vive en la palabra viva de Dios, por lo tanto, su entorno es
impregnado de esta esencia. Ser creyente de Cristo no es sólo un ritual o un
conjunto de prácticas religiosas, es un modo de vida que se refleja en un
accionar diario y que crea a su vez una atmósfera diferente tanto para el como para los que lo rodean.
No obstante, este plan original de Dios no siempre se consuma, ya que la
sal y la luz, no cumplen su propósito, aun cuando la palabra de Dios
sigue actuando, sigue siendo generativa y ¿cuál es la razón?, esta pregunta me
la he hecho muchas veces y la respuesta que he obtenido, es la ausencia de vivir en el espíritu, son
numerosos los pasajes de la biblia donde se nos exhorta a vivir en esta
dimensión, los beneficios y las consecuencias de no hacerlo.
Asimismo, me he preguntado ¿cómo vivir en el Espíritu?, y la respuesta está el la Palabra de Dios, la cual insta a tener un comunión
íntima con el Espíritu Santo, ya que es él que nos enseña toda verdad, nos
recuerda la palabra de Dios, intercede por nosotros, nos escudriña y sabe que
verdaderamente queremos y necesitamos, nos conecta con Dios. Vivir en el Espíritu es vivir una vida de conexión con la palabra de Dios y sus acción
transformadora.
Ante esta realidad debemos desarrollar competencias para la búsqueda,
exploración de introspección, para ponernos en contacto con nuestro ser y con la
presencia del Dios vivos y el coaching como técnica nos brinda este entrenamiento, ya que
nos permite ver, relacionarnos y actuar de la manera que nos nuestra el manual
de vida que es la Palabra de Dios.
Ser cristiano y coach, desde mi punto de vista es una experiencia
gratificante, ya que me permitió aglutinar y decantar la palabra de Dios que es
viva y eficaz e instalarla desde el consciente al inconsciente y buscar en este
aquellos aspectos que juicios y creencias adquiridos desde mi interpretación de
la realidad, la cual en muchas ocasiones negaban la efectividad de la fe.
Me permitió elaborar mi historia desde el presente, ya que Dios es
omnipresente y me dice que las cosas viejas pasaron que he aquí todas son
hechas nuevas, a cuidar mi lenguaje, ya que este crea mi realidad tal como lo
dice la palabra, a reverenciar lo que digo, a no emitir juicios porque estos
hablan más de mí, que de aquellos a los que están dirigidos. A saber que lo que
yo observo es sólo mi interpretación y no la realidad, por lo tanto el amor y
el perdón, son prácticas consuetudinarias en mi andar diario.
Esto quiere decir que la palabra de Dios transforma, y acompañada de
sentido y propósito, que adquieres con el coaching te pone en la senda creada
por Dios para cada uno de nosotros. Es una visión Cristocéntrica, ya que estoy
convencida que sólo Cristo salva, perdona, libera, restaura, y nuestro
compromiso es poner la mano en el arado seguirle y renunciar a nuestra
naturaleza, despojándonos del viejo hombre que está viciado conforme a los
deseos engañosos y revestirnos del nuevo hombre creado según Dios en la
justicia, santidad y verdad.
Es importante acotar como dice Héctor Teme, “no somos cristianos que
hacen coaching, somos coaches cristianos…”, por lo tanto no es nuestro
propósito introducir la filosofía del coaching en la iglesia, sino que el poder
transformador de la palabra de Dios llegue a todos los estamentos sociales a
través de una herramienta de acompañamiento, para despertar en los cristianos
el vivir siendo sal de la tierra y luz del mundo.
Efectivamente, en la Biblia término "coaching" no existe, pero hay ejemplos de
personajes que hicieron preguntas poderosas y Jesús fue el más relevante de todos. El caso del ciego Bartimeo, que gritaba: Jesús hijo de David, ten misericordia de mi, a lo que Jesús le preguntó ¿Que quieres que te haga? Marcos 10:46-52; otro ejemplo lo tenemos en la historia del paralítico de Betesda Juan 5: 5-9, ante un hombre que tenía 38 años enfermo Jesús le hace una pregunta ¿Quieres ser sano?
Definición de Coaching Cristiano y diferencia conceptual con respecto al
coaching secular
El coaching cristiano, es un espacio para ir más allá del llamamiento de
Dios, para bendecir vidas, el coach cristiano es un instrumento del Señor para
ayudar a otros a crecer, ya que a través del autodescubrimiento de sus recursos las
personas, el coachee, esté listo para nuevos desafíos.
El coach cristiano es un acompañante, que apoya, asiste y ayuda al
coachee para que a través de entrenamiento puedas seguir adelante desde dos
ópticas, la primera, en lo personal, en la manera de ser; y la segunda, la manera de
relacionarse, en la forma de establecer relaciones interpersonales, todo esto mediante la incorporación de distinciones sustentadas en
principios de la Escritura, Manual del Fabricante del hombre, que le permitan
una nueva forma de observación que genere un nuevo contexto, para ser un hijo
de Dios que cumpla el propósito del Padre en él.
Comparto, como antes señalé la opinión de Héctor Temes, acerca de que el
Coaching cristiano, no es llevar el coaching como filosofía secular a la
iglesia, sino que somos coach cristianos, ser cristiano es una forma de vida
transformativa y en esta dimensión llevamos la palabra de Dios no sólo como un
saber, sino desde un conocimiento vivencial y transformador.
En qué se diferencia el coaching secular del coaching cristiano, el
primero se centra en el abordaje del hombre desde una perspectiva homo céntrica
y relativista, apoyadas en psicoterapias, mientras que en el segundo, se
basa en la palabra de Dios y la ministración del Espíritu Santo, ya que solo
Dios lleva el vacío del corazón del hombre.
El coaching cristiano, entiende que el hombre es una unidad
integrada por tres dimensiones: cuerpo, alma y espíritu, por lo tanto se deben
emplear herramientas diferentes para cada una de ellas y las
psicoterapéuticas llegan al alma, ahora, el espíritu sólo lo Espiritual, como
dice la escritura 2da de Corintios 3:17 “Porque el Señor es el Espíritu; y
donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”
El coaching cristiano es cristocéntrico, no hay otro fundamento que la
palabra de Dios, empleando un modelo de abordaje desde la comprensión del poder
generativo de la palabra, la observación, la escucha y el arte de la pregunta,
para ayudar a las personas a: ver lo que no ven, descubrir quién es y elegir
quién quieres ser.
El coaching cristiano que se está ofreciendo, es una opción de escuela
de coaching, que incorpora principios bíblicos, los cuales tienen como atributo
principal, lo eterno y universal para aquellos que crea que existe algo más,
que tienen un vacío que nadie ni nada lo ha podido llenar, Jesús dijo a la
mujer samaritana que el que bebiere del agua que él ofrece no tendrá sed jamás
y que esta es una fuente que salta, trasciende a la vida eterna.
Como una escuela de coaching, el coaching cristiano que desde ACNIVEN se
está impulsando tiene como objetivo acompañar a los hijos de Dios a descubrir
el propósito de Dios en sus vidas y a potenciar los dones y los talentos que
nuestro Padre Celestial les confirió para el cumplimiento de éste.
Busca ayudar al coachee a aprender, a sacar a la luz todas las
habilidades inigualables, con que Dios nos dotó y que a nosotros nos toca, es
nuestra responsabilidad conocerlas, saberlas usar y potenciarlas, con el
propósito de que estas puedan ser manifestadas, disfrutadas, transferidas y que
genere resultados satisfactorio.
Hoy día la sociedad nuestra rasgos de desierto, ausencia de amor que es
el valor principal, alejada de principios Divinos, y revisando la palabra de
Dios en tres porciones diferentes, por la gracia de Dios se revela el deber ser
y el vacío o brecha entre el presente el
ahora y lo que se quiere en el contexto espiritual.
Oseas 6:6 “Porque misericordia quiero y no sacrificio, y conocimiento de
Dios más que holocaustos”
Oseas 4:6 “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento…”
Daniel 11: 32 “… más el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y
actuará”
Al reflexionar sobre el mensaje que encierra estos pasajes bíblicos, automáticamente se dispara un
pensamiento, necesidad de aprendizaje, necesidad de aprender a prender.
Visualizando este escenario impacta, ya que por años el sistema educativo
condujo a pensar que conocer y saber nos haría mejores personas, por lo
tanto se dedicó esfuerzo y tiempo a la formación, y el contexto de la iglesia no fue la excepción. En esta etapa era necesario
los maestros, que enseñaran lo que se debía cambiar. Las palabras claves eran
saber y el poder estaba en el contenido del mensaje.
No obstante, este conocimiento quedó muchas veces como acumulación de
información, ya que para el desarrollo del conocimiento como tal, se requiere
la acción de una serie de procesos cognitivos. Estos dependen tanto de las
capacidades sensoriales como del sistema nervioso central y de las acciones o
interacciones de los siguientes componentes: del conocimiento meta cognitivo,
de las experiencias metacognitivas, de las metas cognitivas y de las
estrategias.
En otras palabras, para que se dé el conocimiento se requiere que la
persona tenga conocimiento de sus propios procesos cognitivos, tales como
fortalezas, debilidades, capacidades, habilidades y experiencias. Básicamente,
la actividad cognitiva está conformado por tres aspectos:
a.- La persona, se refiere a las creencias que cada individuo tiene de
sus propios conocimientos
b.- La conciencia, que tiene la persona sobre las necesidades de
recursos para su aprendizaje. Hace referencia a los propósitos de las
actividades que realiza el sujeto y los alcances personales que obtiene al
realizarlo.
c.- La estrategia, hace hincapié en los recursos que se emplean para
llegar a la meta cognitiva, son aquellos que conducen a la regulación. Es la
forma que el sujeto controla el aprendizaje, es la autovaloración de sus capacidades,
responsabilidades, autonomía y cumplimiento de sus tareas.
De acuerdo con la Teoría de los procesos reguladores de Piaget, los
procesos esenciales para la construcción del conocimiento son:
- La toma de conciencia: Proceso de conceptualización de aquello
adquirido en el plano de la acción saber - hacer autónomo a partir de la
acción, es algo propio de la conciencia, el sujeto va conceptualizando aspectos
de su mundo externo a través de las observaciones.
- La autorregulación: En los procesos de autorregulación Piaget explica
que el desarrollo cognitivo posee una dinámica interna por la influencia del
medio físico o social y a la programación hereditaria.
- La abstracción: Proceso implícito más básico que la toma de conciencia
y permite al sujeto extraer determinadas propiedades de los objetos y puede
ser: la reflexión es decir diferenciar los objetos de acuerdo a su color,
tamaño etc. A través de los procesos reguladores y creando nuevos instrumentos
cognitivos se logra el equilibrio cuando una persona se encuentra perturbada
debido a la frustración que pueda sentir al estar consciente que no comprende
una tarea; y puede ser de carácter retroactivo (feedback) o proactivo
(anticipatorio).
Con esto quiero decir que se adquiere conocimientos, códigos mentales, información. No obstante, esto es quedarnos cortos, ya que en la actualidad el
contenido es similar, sin embargo, se requiere de un aprendizaje
transformacional, que incorpore el conocimiento a la vivencia, a la aplicación. La Palabra de Dios debe impactar vidas, comenzando por la mía, llevando hijos de Dios " sal " u "luz" a las sociedad donde estamos insertos.